De huevos, conejos y monas
En la familia de mi marido, como son de origen austríaco, lo celebran desde siempre. Y es un día muy especial. Me atrevería a decir que, junto con Navidad, es el segundo día del año en que nos reunimos todos -nada fácil, teniendo en cuenta que son 5 hermanos y entre las 5 parejas sumamos ¡12 niños!
Ese día, los abuelos esconden los huevos que hemos decorado ¡por toooodo el jardín! Para los niños es el conejito de Pascua, claro, quien los ha escondido. Aunque miran de reojo al abuelo, para que les vaya indicando si van bien... Así que cada niño coge un cestito y ¡a buscar! Los hay de chocolate, de colores, pintados, conejitos decorados... Estos son los que encontró Diego el año pasado:
Este año estamos ya en plena fase de decoración. Todavía no los tenemos acabado, pero os dejo aquí una pequeña muestra de lo que me ha inspirado este año para decorar los huevos y dar un toquecito temático al jardín o a la mesa.
Este centro de mesa, hecho con una huevera de cartón y usando unos huevos vacíos como pequeño jarrón, me robó el corazón en cuanto lo vi. ¡Precioso y fácil!
Por cierto: cuando ya todos los niños tienen su cestito, hay un juego que les encanta. Se trata de chocar los huevos duros por la parte más ancha, para ver cuál es el huevo que se rompe primero. Quizá sea porque es típico de ese día, ¡pero les encanta!
En cuanto a la mona.... vamos a preparar una muy especial, de dos madrinas, para dos ahijados. No tendrá forma de futbolista ni de casita con pollito. Pero sí será de chocolate. Y sí será muy especial. Si además sale bonita, habrá foto. ¡Prometido!
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