domingo, 17 de febrero de 2013

Cómo Comprar Zapatos Correctamente

Cómo Comprar Zapatos Correctamente


Supongo que os pasa a vosotras también. Con las rebajas una acaba comprando zapatos que luego usa nada o menos. Y no es una cuestión de que no combinen, no. Es, más bien, que no acaban siendo lo que esperabas.
Si tienes algún que otro par de zapatos condenado al ostracismo, por el mero hecho de resultar parecido a una tortura china, éste es tu post. Vamos a buscar trucos para que no pase nunca más. Por bueno que sea el precio, acaban siendo carísimos si sólo te los pones una vez.

  • Hay que probarse los zapatos, ponerse de pie con ellos puestos, caminar un poco por la tienda. Hay que escuchar a nuestro pie. No vale eso de “me están casi bien”. Los zapatos no se ajustan y no se puede contar con que cedan de donde conviene. Si no sientan bien en la tienda, no van a mutar en la bolsa, de camino a casa.

  • Es preferible que sean de piel, que resulta un material transpirable,  bastante flexible y cómodo. Vale, son un poco más caros, pero se amortizan porque duran más.

  • Hay que cerciorarse de que no comprimen los dedos en la zona de la puntera. Lo perfecto es que el zapato esté diseñado de manera que los dedos se abran ligeramente. Generalmente, cuando esto ocurre, llevan una zona acolchada, como de descanso, en la zona de apoyo.
  • Al elegir unos zapatos con tacón debemos observar la inclinación del  pie al llevarlo puesto. A mayor inclinación, mayor incomodidad. Un buen zapato es el que está diseñado de manera que, por alto que sea, minimice la inclinación. Este es el motivo de que algunos zapatos muy altos resulten verdaderamente cómodos (y por ello, salvo providenciales rebajas, suelen ser caros).Diseñarlos es casi una obra de arquitectura.

  • Las descreídas hagan el experimento de probarse unos Loubouttin, o sin ir tan lejos, unos de Bally o de Farrutx. Es sorprendente lo poco que se nota lo altos que son.

  • Un truco es elegir zapatos con plataforma, que elevan el pie, pero mantienen una inclinación mínima.

  • Como dato, el tacón más cómodo que se puede llevar, que estilice lo suficiente, es el de 5 cms (las famosas kitty heells, que popularizó Carla Bruni) y el más alto que la espalda tolera es de 10 cms. Dicho lo cual, es prudente descartar todos aquellos de 12 a 14 cms (contando una vez descontada las plataformas, si las hubiere). Sobrepasar los 10 cms es arriesgarse a sufrir dolor de espalda y dejar ese par bien guardadito en el armario.

  • Otra característica que debemos observar es hacia dónde se dirige el peso. Al llevarlos puestos, el peso del cuerpo debe reposar en los talones, de manera equilibrada. Si uno nota que desplaza el centro de gravedad hacia las puntas, el zapato está mal diseñado y el dolor, garantizado.

  • Las puntera, cuando se llevan tacones, deben estar ligera y ergonómicamente levantadas, para facilitar la pisada y garantizar la flexibilidad de la estructura al caminar. Una puntera excesivamente levantada delata que se han cortado los tacones y hace efecto como de “zapato de bruja”.

  • Los tacones son el elemento diferenciador de un buen zapato. De su diseño depende la inclinación del pie (como decíamos más arriba)  y también la estabilidad. Un tacón de aguja proporciona poca estabilidad  mientras que las cuñas estarían en el extremo opuesto. Cuanto más grueso sea el tacón, más fácil de llevar.

  • En otros bienes de consumo no es tan obvio, pero en el caso de los zapatos, salvo excepciones, el precio se justifica por la dificultad de diseñar un zapato que respete todas estas normas.
A mí, el tiempo me ha enseñado que es más rentable invertir en un zapato caro. La mayoría de clones que ofrecen las marcas low-cost no copian la inclinación de los tacones, ni la estabilidad del zapato original. Acaban siendo insufribles y hasta dañando el pie o la espalda.
No hace falta llegar a las marcas que señalaba más arriba. Hay otras que ofrecen una muy buena relación calidad-precio  y que resultan asequibles en rebajas: Uterqüe, Paco Herrero, Pedro Miralles, Pepe Castell… También se puede acudir a muestrarios o zapaterías de fabricación propia.


¿Y vosotras? ¿Sois unas convencidas de que menos es más o preferís ser de las que llevan un zapato para cada ocasión, aunque no podáis dar tres pasos seguidos?

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